Hoy en día, debido al momento de crisis que estamos atravesando se ha notado en nuestra empresa un aumento considerable de las tasaciones que se realizan para herencias, tanto a nivel del cliente privado por ser una de las partes, así como las que se nos solicita por parte de los juzgados, debido a que los herederos no han llegado a ningún tipo de acuerdo, pues si se tratase de dinero sería fácil repartirlo, pero al tratarse de bienes inmuebles que no se pueden «cortar» es cuando se complica la cosa. Además normalmente, al tratarse de bienes heredados entra en juevo el valor afectivo que le damos a las cosas y que muchas veces no tiene nada que ver con el real, tampoco nos queremos hacer la idea de la reducción de valor que han sufrido los inmuebles a tasar desde el año 2.007 que podríamos decir que fué su momento culmen de precio. Aquí es donde actúa el tasador, el cual no debe de estar influido por ninguna parte y actuar de forma independiente y coherente.